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Nuestra fundadora

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Era primavera, la estación del cambio

el momento del nacimiento,

de la renovación, de la esperanza.

Secret Survivors México, 2017

Hoy escribo esta - importantísima - carta como un paso más del proceso de sanación que comencé cuando conseguí juntar fuerzas para ayudar a otras personas que pasaron - y pasan -por situaciones parecidas a las que yo viví.

 

Mi nombre es Mora Fernández y fui abusada sexualmente por mi tío Miguel, hermano de mi papá. Yo tenía 4 años la primera vez que me violó. Lo hizo tantas veces que no puedo contarlas. Los muchos años de terror que me hizo vivir terminaron cuando tenía 13. Le dije ¡NO MÁS! antes de que – nuevamente- me obligara a beber alcohol, me estrangulara y me violara por última vez. Meses después tuve un aborto espontáneo. Además de su abuso, también fui víctima de pornografía infantil y explotación sexual, me rentaba con amigos en cuartos de hotel.

Fui una niña con el alma rota. Pero con el tiempo, con terapias y con mucho amor de mis amistades -mi familia elegida- he podido ir re-construyendo la vida que me arrancaron a los 4 años.

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He logrado hacer que ese horror se vuelva parte de mi fuerza: “esa obscuridad es parte de ti igual que tu lado luminoso”, como diría Miguel Cane en su maravilloso artículo Escucho. Descubrí que mi voz puede evitar que lo que me pasó a mí les suceda a otras niñas y niños. Porque las historias como la mía pueden evitarse si decidimos dejar de simular que no pasa nada. Hay cosas tan horrendas que cuesta trabajo mirar, el abuso sexual infantil es una de esas, pero existe y no va a desaparecer por que cerremos los ojos. Sólo podremos detenerlo si hacemos el esfuerzo de enfrentarlo.

He caminado un largo camino hasta el día de hoy buscando las formas de contribuir a la prevención del abuso y explotación sexual de niños y niñas. Por eso fundé La Casa Mandarina A.C. en el año 2000, desde ahí dirijo proyectos enfocados a terminar con esta epidemia silenciosa. México es el primer lugar en abuso sexual y pornografía infantil y, sin embargo, es el país que dedica menos presupuesto (solo el 1% dedicado a la infancia) para atender esta epidemia. Estadísticamente, una de cada tres personas que conoces fue víctima de abuso sexual en su infancia.

Yo soy esa persona.

 

Yo soy una de esxs sobrevivientes.

 

Ya no me da vergüenza decirlo, ni tampoco culpa.

 

No me malinterpreten, esto que escribo con las emociones revueltas no es para causar lástima. Al contrario, es para traer esperanza. Estamos trabajando en estrategias y proyectos artísticos creativos e innovadores para crear conciencia y romper el silencio en el que vivimos las y los sobrevivientes de abuso sexual infantil. También estamos trabajando en las raíces de la violencia de género y la opresión. Poner en evidencia este crimen es el primer paso para prevenirlo. ¿Sabías que en el 90% de los casos el abusador/a es un familiar o alguien en quién el niño o la niña confía? La mayoría de las víctimas nunca le dicen a nadie por miedo, culpa o vergüenza. 

UNO DE CADA TRES NIÑOS Y NIÑAS

QUE CONOCES SERÁN

ABUSADXS SEXUALMENTE.

Podemos hacer algo para cambiar este número escalofriante. No tienen porqué haber otros niños y niñas con mi historia.

Hoy te pido que te unas a mí – y a tantas otras voces que ya forman parte de este movimiento – para cambiar esta realidad. Juntxs podemos luchar contra este crimen que destroza almas e infancias.

INDIGNARSE NO BASTA, actúa, infórmate y ayúdame a terminar con esta epidemia silenciosa. 

Y a ti, que sobreviviste:

Yo te creo, no es tu culpa

y no estás solx.

Con agradecimiento 

Fundadora y Directora General

La Casa Mandarina AC

Marzo 2017

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En marzo de 2018, Mora Fernández recibió la Mención Honorífica del Reconocimiento Hermila Galindo 2018 otorgado por La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCDMX)  por su lucha y trayectoria como defensora de mujeres y niñas.

 

Me sentí muy emocionada y conmovida porque yo nunca tuve una voz pero ahora mi trabajo está ayudando a hacer visibles a las víctimas de abuso sexual infantil. Pensaba que las cosas nunca iban a cambiar pero hoy pude pararme ahí y no sentir culpa ni vergüenza de lo que me pasó. Ese horror es parte de mi fuerza. Algo está cambiando en el mundo. Poco a poco. Pero está cambiando. Espero mi voz sirva para seguir rompiendo el silencio. Dediqué este reconocimiento a esa niña que fui que sobrevivió y que me trajo hasta aquí, a pesar de todo.

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