Involúcrate
¿Por qué debería importarme?
Estadísticamente, cada vez que estés en un lugar con tres personas, al menos una de ellas habrá sido abusada sexualmente. Lo sepamos o no, todxs conocemos a una/un sobreviviente. Cualquier persona puede ser víctima de violencia sexual y cualquier persona puede ser un/a abusador/a. No importa la edad, raza, etnia, clase social, religión, orientación sexual, identidad de género, nacionalidad. Las personas con discapacidades, la población LGBTQI+, lxs presxs, lxs indigentes y lxs inmigrantes indocumentadxs corren un riesgo mayor. Debido al estigma y la culpabilización de lxs sobrevivientes, la violencia sexual es uno de los crímenes MENOS reportados. Y aún cuando es denunciado, solo el 3% de lxs agresorxs van a la cárcel.
La violencia sexual NO ES UN ACCIDENTE es:
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Una EPIDEMIA SILENCIOSA con base en el PODER y CONTROL.
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Un crimen devastador con profundas consecuencias a largo plazo.
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No solo devasta personas. También destruye familias y comunidades.
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Es un serio problema de salud pública y derechos humanos (OMS)
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Es una forma de terrorismo y tortura. Es un crimen contra la humanidad.
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Tiene un alto costo económico para todxs. Es el segundo crimen más caro - después del asesinato- y cuesta al Estado entre $87,000 y $240,776 dólares. (WHCWG)
La violencia sexual puede prevenirse: a diferencia de la mayoría de los eventos traumáticos -enfermedades, desastres naturales, accidentes– la violencia sexual es un comportamiento aprendido que podemos cambiar.